La Policía de St. Petersburg (Florida, EE.UU.) localizó el pasado viernes el cuerpo sin vida de Taylen Mosley, un niño afroamericano de dos años, en las fauces de un caimán.
El niño se encontraba desaparecido desde que su madre fue hallada muerta el día anterior.
El jueves, los agentes encontraron sin vida a la progenitora, Pashun Jeffrey, de 20 años, que fue apuñalada en su apartamento. El principal sospechoso del crimen es el padre del niño, Thomas Mosley, de 21 años, que será imputado por dos cargos de asesinato en primer grado, tanto de Pashun como de Taylen.
Durante la búsqueda del menor en el lago Maggior, ubicado a pocos kilómetros del complejo residencial donde vivía la familia, los policías se fijaron en un caimán que llevaba «un objeto en su boca», comentó el jefe de la Policía, Anthony Holloway. Tras dispararle, el reptil soltó el cuerpo de Taylen, y los agentes consiguieron recuperarlo intacto.
El padre del menor, que se encuentra hospitalizado con cortes en manos y brazos, se ha negado a hablar con los investigadores. Por el momento, carece de un abogado que pueda hablar en su nombre.
Según la Policía, los vecinos oyeron un altercado cerca del apartamento de la pareja la noche del miércoles, pero no alertaron a nadie. El mismo día Thomas Mosley apareció en la casa de su madre con lesiones y luego ingresó en un hospital local.
Al no tener noticias de su hija, la madre de Pashun contactó al administrador del complejo residencial y fue entonces cuando la joven fue encontrada en «una escena del crimen muy violenta» en la que había sido apuñalada reiteradas veces.
La Policía no ha revelado cómo murió el pequeño Taylen y si el caimán, en cuya boca lo encontraron, desempeñó algún papel en ello.